El acto de perderse tiene muchas dimensiones: si es posible perderse en un territorio, también lo es extraviarse mentalmente, perder el rumbo en sentido figurado y literal, desorientarse y desaparecer. Pero la pérdida puede llevarnos a un hallazgo, y es esta sutil transacción la que Rebecca Solnit explora con inteligencia y sensibilidad en estos ensayos.
Desde las expediciones extraviadas en el continente americano hasta la pérdida de la memoria familiar, la representación de lo perdido en la distancia y en el tiempo y la extinción de especies naturales, este libro nos embarca en una travesía afectiva e intelectual por las muchas formas de la perdición y, sin brújula aparente, encuentra a cada paso imágenes y observaciones perdurables.